lunes, 5 de mayo de 2014

Teruel a golpe de obturador, (paseo fotográfico por sus tierras).

El camino nos lleva a la primera visita: El castillo de Peracense; es una fortaleza situada en el pueblo que le da nombre, en Teruel.






 En su construcción se aprovechó la topografía natural del terreno. Se asienta sobre una prolongación rocosa de rodeno, que le da ese color rojizo.



Pocos castillos han sido utilizados desde épocas tan lejanas.  Las excavaciones arqueológicas permiten asegurar que el solar del castillo ya se ocupó desde el final de la Edad de Bronce, para ser ocupada de nuevo en la época de dominación musulmana, en los siglos X y XI








En la Edad Media es cuando su importancia estratégica se acrecienta por su posición limítrofe entre los reinos de Castilla y Aragón y de los señoríos de AlbarracínMolina de Aragón y Comunidad de Daroca. El castillo se amplió y se reformó a mediados del siglo XIV.



Desde el castillo, vemos las caprichosas formaciones, que abundan por toda la zona.



El mineral que predomina es el  llamado rodeno, es una piedra arenisca. En esta foto vemos como el agua y el viento castigan las paredes del castillo, al tratarse de un mineral con poca dureza.


Otra característica de la zona son los ríos de piedra. En los montes que rodean el municipio de Orihuela del Tremedal, encontramos  los ríos de piedras más extensos de Europa.



Son "acumulaciones periglaciares de bloques de cuarcita en forma de ríos". Las piedras son de entre 30 y 60 centímetros y  se extienden por más de 2 km y medio. 









Los ríos de piedra discurren entre pinos  resineros , una variedad que en la provincia de Teruel ocupa unas 40.000 hectáreas. Están pensando en recuperar la industria resinera.







Seguimos camino en dirección a la cascada batida de Calomarde. Es uno de los fenómenos naturales más impresionantes de la Sierra: Durante la  primavera, gracias a  la abundancia de aguas y nieves caídas, se encuentra en pleno apogeo de belleza y majestuosidad.





En la primavera nos encontramos los campos con trigo verde, en la foto de abajo está captado el tono que cubre la mayor parte de Teruel. La foto no está retocada, solamente tiene un filtro polarizador.



Seguimos camino de Albarracín. El pueblo está encaramado en un peñón y rodeado por el Guadalaviar. Por este lado y mirando hacia el río se hallan edificadas las casas colgadas. Dentro del pueblo sus calles son empinadas y estrechas, con rincones muy pintorescos. La construcción ofrece la original arquitectura popular con la forja propia de la provincia además de tener el color rojizo característico del rodeno, que ya hemos visto antes en el castillo de Peracense.
















El casco antiguo se encuentra construido sobre las faldas de una montaña. Al norte se encuentra la sierra de Albarracín, y al sur los montes Universales
Esperé a la noche para poder fotografiar el pueblo con la iluminación que le hace parecer una postal